La Argentina, un refugio para el narcolavado
la Nación - 26 de febrero de 2014
Basta leer los diarios de los últimos días para comprender el grado de confusión y superficialidad con el que las autoridades se refieren al flagelo del narcotráfico. El ministro de Defensa, Agustín Rossi, sorprende a todos al afirmar que la Argentina, ahora, es un país productor de drogas. Casi al instante el secretario de Seguridad, Sergio Berni, y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dicen exactamente lo contrario: que la Argentina seguía siendo un país de tránsito y consumo de drogas, pero no de elaboración. A su vez, legisladores de la oposición salen al cruce y sugieren la despenalización del consumo de droga en privado. Y, finalmente, el retruque máximo lo termina dando el propio Berni al mostrarse en favor de la legalización de la elaboración y venta de la marihuana; postura puesta en práctica recientemente por Uruguay.
Pero lo que resulta ser una verdad evidente -y que los funcionarios omiten en su debate- es que nuestro país es uno de los refugios económicos y financieros de los carteles colombianos de la droga. Para sustentar esta afirmación, me referiré a dos antecedentes judiciales que hablan por sí solos.
Henry de Jesús López Londoño, alias "Mi Sangre", fue detenido por Interpol y la Secretaría de Inteligencia el 30 de octubre de 2012, a raíz de un pedido de extradición solicitado por los Estados Unidos. El secretario de Seguridad caracterizó a "Mi Sangre" como el "narco más importante del mundo". A mediados de 2007 se radicó en el país junto con su familia núcleo. Habitaba seis propiedades en exclusivos barrios cerrados de la zona de Pilar, Tigre y Campana. Según testigos de identidad reservada, una de las viviendas era una mansión de estilo imperial. Se movía de casa en casa por motivos de seguridad. Manejaba autos blindados de alta gama y solía trasladarse con tres o cuatro custodios. Según la investigación periodística de Mauro Federico en Mi Sangre: historia de narcos, espías y sicarios , este hombre realizó importantes inversiones agrarias en el noroeste de nuestro país, entre otras de carácter inmobiliario.
El segundo ejemplo se refiere a Ignacio Meyendorff, alias "Gran Hermano", acusado de ser uno de los mayores financistas del cartel del Norte del Valle de Colombia y jefe de una banda que traficaba cocaína en submarinos. No bien arribó al país en 2004 con su mujer, suegra y dos hijos, conformó una empresa constructora, otra inmobiliaria y otras cuatro firmas de exportación de productos de decoración interior (entre ellas Cattle de Argentina y San Judas SA). Se presume que las firmas se fondearon con dinero procedente de la droga. Compró varios campos y viviendas importantes en barrios cerrados del Gran Buenos Aires. Sus hijos estudiaban ciencias económicas y derecho en una reconocida universidad privada ubicada en Puerto Madero. Uno de sus hijos, Mauricio Álvarez Sarria adhirió al plan fiscal de repatriación de activos de 2009, con lo que logró "blanquear" 4.453.000 pesos (US$ 1.162.000 al tipo de cambio oficial de entonces).
Las discusiones zigzagueantes y vacías de contenido eficaz contra la delincuencia organizada no hacen más que revolver el río, y como dice el refrán "a río revuelto, ganancia de pescadores" (léase, ganancia de narcolavadores). A esto se refiere el académico Bruce Zagaris al sostener que "los políticos suelen encarar debates superfluos contra la difícil tarea de combatir las drogas, con miras a no expresar su incapacidad manifiesta en lo que hace a su control efectivo".
Me pregunto: ¿cómo limitar el avance económico de los grupos narco? Siguiendo e incautando el fruto del dinero narco. Es decir, dándoles vida a los mecanismos legales contra el lavado de dinero procedente del narcotráfico. Sin embargo, el Estado parece de brazos caídos en esta materia. Y ésta es la crítica máxima que le hace la sociedad a la dirigencia política. Las instituciones parecen estar todas presentes, pero sólo en forma aparente. ¿De qué sirve la conformación de policías municipales, fiscalías especializadas o unidades antilavado, si la aplicación transparente de las leyes contra el narcolavado es insuficiente e ineficaz? Como solía repetir el cardenal Jorge Bergoglio, es hora de que las autoridades se "pongan la patria al hombro". En definitiva, se espera que la dirigencia reaccione, urgente, con miras a detener el avance económico de los narcos.